Al entrar en
la habitación vio a su marido desnudo en la cama. Su hermana, también desnuda,
se tapaba la cara con la sábana.
- ¡Cariño
espera! – dijo él mientras se incorporaba con una mano y con la otra sostenía
un cojín sobre su entrepierna.
Bajó por las
escaleras corriendo y fue directa a la cocina a mojarse la cabeza. Su marido
salió detrás de ella y la alcanzó ya en el piso de abajo desnudo, pues el cojín
se quedó rebotando de un escalón a otro. Una vez se encontraban los dos en la
cocina, él le dio la vuelta y pudo ver cómo las lágrimas bajaban por su
mejilla.
- Lo siento
mucho cariño, siento que lo hayas tenido que presenciar – dijo a la vez que le
secaba las mejillas con el dedo gordo.
Se suponía
que aquel día ella estaría trabajando hasta tarde puesto que en la oficina
estaban terminando un importante proyecto pero no se encontraba bien y su jefe
le dio el resto del día libre.
- Te dije que
mi única condición era que no me enterase. Era lo único… Sabía que no era buena
idea que fueses tú quien le diese la oportunidad a mi hermana de ser madre
soltera. Teníamos que haberle dejado los cuatro mil euros de la inseminación in
vitro – dijo ella entre lágrimas.
Frase inicial: @JonIgual web http://www.jonigual.com
Tiene pinta de que al marido la idea no le desagradaba del todo.
ResponderEliminarBuena historia Daniel.
¡Un saludo!
Si, de hecho esta misma historia tuvo un final en el que le confesaban a la mujer que su hermana llevaba tres semanas embarazada, pero quedaba demasiado condensado.
EliminarGracias, un saludo!
Jaja, hubiese estado muy bien.
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