martes, 30 de octubre de 2012

(in)fiel



Al entrar en la habitación vio a su marido desnudo en la cama. Su hermana, también desnuda, se tapaba la cara con la sábana.

- ¡Cariño espera! – dijo él mientras se incorporaba con una mano y con la otra sostenía un cojín sobre su entrepierna.

Bajó por las escaleras corriendo y fue directa a la cocina a mojarse la cabeza. Su marido salió detrás de ella y la alcanzó ya en el piso de abajo desnudo, pues el cojín se quedó rebotando de un escalón a otro. Una vez se encontraban los dos en la cocina, él le dio la vuelta y pudo ver cómo las lágrimas bajaban por su mejilla.

- Lo siento mucho cariño, siento que lo hayas tenido que presenciar – dijo a la vez que le secaba las mejillas con el dedo gordo.

Se suponía que aquel día ella estaría trabajando hasta tarde puesto que en la oficina estaban terminando un importante proyecto pero no se encontraba bien y su jefe le dio el resto del día libre.

- Te dije que mi única condición era que no me enterase. Era lo único… Sabía que no era buena idea que fueses tú quien le diese la oportunidad a mi hermana de ser madre soltera. Teníamos que haberle dejado los cuatro mil euros de la inseminación in vitro – dijo ella entre lágrimas.



3 comentarios:

  1. Tiene pinta de que al marido la idea no le desagradaba del todo.
    Buena historia Daniel.
    ¡Un saludo!

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    1. Si, de hecho esta misma historia tuvo un final en el que le confesaban a la mujer que su hermana llevaba tres semanas embarazada, pero quedaba demasiado condensado.
      Gracias, un saludo!

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