Mirando a través de los cristales salpicados de lluvia, una
lluvia que no cesaba de repetir su monótono sonido hora tras hora durante todo
el viaje, contemplaba el paisaje mientras repasaba todo lo que había dejado
atrás. Adiós al trabajo en una importante consultora con jornadas laborales de
doce horas. Adiós a la hora punta del transporte público de cada mañana. Adiós
al ruido las veinticuatro horas al día de una ciudad que nunca duerme. Simplemente
decidí dejarlo todo una mañana de lunes, llené una maleta de ropa y me marché
sin avisar a nadie. Caminaba hacia la estación cruzándome con gente trajeada de
camino a la oficina, con ese ritmo intrépido que tienen las grandes urbes, en
las que cada minuto cuenta y siempre se llega tarde a algún sitio, arrastrando
la maleta a paso lento. Compré el billete y me monté en el tren en el que me
encuentro en este momento viendo como llueve fuera pero notando como sale el
sol en mi interior. Un tren con destino a una nueva vida.
Frase inicial: @evapripoll
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