lunes, 29 de octubre de 2012

Viaje



Mirando a través de los cristales salpicados de lluvia, una lluvia que no cesaba de repetir su monótono sonido hora tras hora durante todo el viaje, contemplaba el paisaje mientras repasaba todo lo que había dejado atrás. Adiós al trabajo en una importante consultora con jornadas laborales de doce horas. Adiós a la hora punta del transporte público de cada mañana. Adiós al ruido las veinticuatro horas al día de una ciudad que nunca duerme. Simplemente decidí dejarlo todo una mañana de lunes, llené una maleta de ropa y me marché sin avisar a nadie. Caminaba hacia la estación cruzándome con gente trajeada de camino a la oficina, con ese ritmo intrépido que tienen las grandes urbes, en las que cada minuto cuenta y siempre se llega tarde a algún sitio, arrastrando la maleta a paso lento. Compré el billete y me monté en el tren en el que me encuentro en este momento viendo como llueve fuera pero notando como sale el sol en mi interior. Un tren con destino a una nueva vida.


Frase inicial: @evapripoll

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