Se sentía preso de esa certeza que desde cinco minutos antes
lo llevaba sin pausa posible en una dirección que cualquier sentido común
habría rechazado. Corrían cogidos de la mano calle arriba en busca del primer
taxi que les llevase al aeropuerto. Ya sentados en él se abrazaron y empezaron
a decidir el destino del vuelo: “vayámonos a México” dijo ella con los ojos
llenos de lágrimas. “Podemos irnos más lejos aún, cojamos un vuelo a Australia”
dijo él convencido.
Sin llegar a fijar un destino se quedaron callados cogidos de
la mano mirando como avanzaba el taxi por la autovía, dejando atrás al resto de
los coches de la misma manera que dejaban atrás sus vidas. Se quedaron callados
porque sobraban las palabras. Cinco minutos y un viaje en taxi antes se encontraban
juntos en un parque discutiendo.
-No insistas por favor, lo nuestro es imposible, estoy
comprometida y jamás te aceptarán mis padres –dijo ella sin poder mirarle a los
ojos.
-No te creo, sé que quieres estar conmigo. Si te vas ahora
no me volverás a ver jamás –contestó él cogiéndola de las manos.
Entonces ella se levantó y se fue, caminaba despacio
dispuesta a zanjar el asunto por muy arrepentida que se sintiese. Todo estaba
destinado a acabar, pero un simple gesto, un detalle que causa un punto de inflexión
en una vida entera ocurrió. Se dio la vuelta para mirarle una última vez… y eso
fue suficiente para que él corriese a recuperarla y no dejarla escapar nunca
más.
Frase inicial: Rodolfo Pascolo
Excelente Dani, me encantó. Lo que hiciste no se aparta una pulgada del sentido, la atmósfera y cada palabra de lo que te envié. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias Rodolfo, me alegro que te guste. Y gracias por participar en esta iniciativa.
EliminarUn saludo