martes, 13 de noviembre de 2012

Menos es más



Soñé con grandes fortunas, estar rodeado de mujeres y conducir un Ford Mustang, mirar la hora en un Rolex y tener tantos billetes como para comprar la Luna. Soñé con dirigir una gran empresa y tener el  51% de acciones sobre mi mesa, vestir traje de etiqueta y un despacho con moqueta. Soñé con ser el centro de atención de todas las fiestas de gala, con ser más famoso que Barack Obama y no tener que mancharme las manos cogiendo un pico o una pala. Con una vida de lujos y excesos de la alta sociedad, beber champagne hasta la saciedad sin importarme la soledad. Pero ahora que tengo todo eso sueño con realidades inalcanzables para este viejo. Sueño con una caricia o un beso, sueño con estar acompañado dando un paseo, sueño con una sonrisa, un guiño o un “te echaba de menos”…

domingo, 4 de noviembre de 2012

Mesa para...



La mesa estaba puesta para tres. Tres platos, tres vasos, tres cubiertos. Éramos dos... y un gran vacío en el alma. Ninguno podíamos articular palabra y el silencio era un recordatorio constante de nuestra soledad. Ella empezó a recoger los utensilios que sobraban en la mesa. Se llevó el cuchillo sin punta, el plato y el vaso de Mickey Mouse. Apenas pudimos probar bocado de la comida que habíamos estado preparando durante dos horas, cuidando cada detalle y prestando especial atención a la presentación.

Media hora antes todo era felicidad en nuestra casa. Hacíamos bromas constantemente para soltar la tensión acumulada y nos reíamos como niños pequeños, incluso acabé con parte de la salsa en la cara y en el delantal. Nos habíamos vestido de la mejor forma posible para la ocasión: informales pero elegantes. La casa estaba reluciente y su habitación estaba recogida y con un suave olor a lavanda. Todo era perfecto. Hasta que sonó el teléfono.

-No te preocupes, lo seguiremos intentando, la mujer de la agencia de adopción me ha dicho que nunca les había pasado esto, que era la primera vez que todo fallaba en el último momento –dije esperanzador-. Sé que lo hemos intentado ya muchas veces pero estoy seguro que a la próxima lo conseguiremos.

Me acerqué a ella y la cogí de la mano, pero ella la apartó y se fue a la habitación sin pronunciar palabra. A partir de entonces siempre puse la mesa con un plato, un vaso, un cubierto…


Frase inicial: @consuelosempere



sábado, 3 de noviembre de 2012

Impulsivos



Se sentía preso de esa certeza que desde cinco minutos antes lo llevaba sin pausa posible en una dirección que cualquier sentido común habría rechazado. Corrían cogidos de la mano calle arriba en busca del primer taxi que les llevase al aeropuerto. Ya sentados en él se abrazaron y empezaron a decidir el destino del vuelo: “vayámonos a México” dijo ella con los ojos llenos de lágrimas. “Podemos irnos más lejos aún, cojamos un vuelo a Australia” dijo él convencido.

Sin llegar a fijar un destino se quedaron callados cogidos de la mano mirando como avanzaba el taxi por la autovía, dejando atrás al resto de los coches de la misma manera que dejaban atrás sus vidas. Se quedaron callados porque sobraban las palabras. Cinco minutos y un viaje en taxi antes se encontraban juntos en un parque discutiendo.

-No insistas por favor, lo nuestro es imposible, estoy comprometida y jamás te aceptarán mis padres –dijo ella sin poder mirarle a los ojos.

-No te creo, sé que quieres estar conmigo. Si te vas ahora no me volverás a ver jamás –contestó él cogiéndola de las manos.

Entonces ella se levantó y se fue, caminaba despacio dispuesta a zanjar el asunto por muy arrepentida que se sintiese. Todo estaba destinado a acabar, pero un simple gesto, un detalle que causa un punto de inflexión en una vida entera ocurrió. Se dio la vuelta para mirarle una última vez… y eso fue suficiente para que él corriese a recuperarla y no dejarla escapar nunca más.


Frase inicial: Rodolfo Pascolo

viernes, 2 de noviembre de 2012

Espiral



La dialéctica del caracol es su caparazón: cada vez que salía de él, no era el mismo. Buscándose en la espiral se le fue el tiempo. Avanzaba, a su ritmo, por el tablero de ajedrez. Avanza una casilla.

La mantis religiosa, elevando su cuerpo verde sobre sus patas, avanzó tres casillas hacia el frente y una hacia la derecha para devorar a su semejante. Era el impredecible caballito del diablo.

El escarabajo, caminando de espaldas, solo entendía la vida empujando aquella gran bola de estiércol por todo el tablero. Avanzó cuatro casillas al frente pero su destino fue ser devorado por la araña, la reina del tablero, en un movimiento lateral al siguiente turno.

Pasadas varias jugadas, muchas casillas vacías y sin un claro ganador, un caracol, en su camino lento pero constante, llegó al otro lado del tablero. Perdió su caparazón y pasó a convertirse en la pieza viva más importante de todas. Con su movimiento especial en espiral se movía de punta a punta con mayor agilidad que el resto de sus compañeros.

-¡Se acabó el tiempo! –dijo Juanito-. He ganado.

-Mentira, he conseguido la jugada maestra. Gané yo –contestó su joven amigo.

Nuestros dos jugadores discutieron sobre el ganador, llegando a las manos hasta que su atención se centró en un nuevo juego, abandonando a todos los bichos que lentamente huían de la zona de juego. Los dos jóvenes, que en su vida cotidiana no eran más que niños, aquella tarde jugaron a ser dioses.


jueves, 1 de noviembre de 2012

El túnel


Tras un día ante esa pantalla verde seguía sin saber a dónde iba su vida ni lo que quería, y había perdido todo su dinero tras una sucesión de apuestas desafortunadas. ¿Quién iba a pensar que iba a perder Sharapova? Pero ahora ya daba igual.

Cerró la pestaña.

Abrió de favoritos una página de ofertas de trabajo, con la esperanza de encontrar tan sólo una oferta en la que no exigieran experiencia previa, pero después de mucho buscar no encontró ninguna. Menuda novedad.

Cerró la pestaña.

Sin ninguna esperanza, abrió una nueva pestaña con el resultado de la Primitiva del jueves, y vio seis números que no se acercaban ni por asomo a los que siempre utilizaba. Si por lo menos acertase el reintegro… pero por supuesto no era el caso.

Cerró la pestaña.

Por el chat de Facebook le llegó un mensaje de una amiga proponiéndole ir a tomar algo a un bar. Pensó: “¿No gano nada de dinero y encima me voy a ir a gastar lo que no tengo?”

Cerró el portátil.

Ya en el bar, el camarero les trajo a ella y su amiga sus bebidas, y sin pensárselo dijo: “perdonad chicas, como os suelo ver mucho por aquí os comento una cosa, hay un puesto libre como camarera, ¿Os interesa?”


Frase inicial: @Ylof92